Un software de Microsoft nos permitirá hablar con los muertos

Casi parecería la última macabra idea de algún friki con la pasión por el ocultismo, sin embargo es uno de los potenciales proyectos de la compañía tecnológica de Bill Gates. Esto es lo que se filtró en los últimos días después de que un artículo en el sitio web Ubergizmo dió la noticia. No os preocupéis, no habrá médiums poseídos por las almas de nuestros seres queridos, ni se necesitarán tablas de ouija o sesiones de espiritismo. En realidad, se trata, una vez más, de los grandes avances tecnológicos y de la inteligencia artificial, y el resultado puede ser mucho menos aterrador de lo que parece.

Según el popular blog de tecnología, la compañía con sede en Redmond ha presentado una patente para permitir que un software, en particular un chatbot, simule la forma en que habla una persona real, imitando sus estilos y patrones de comunicación. Al ser un programa informático, con un ciclo de vida obviamente diferente al de un ser humano y con la capacidad de almacenar información durante un tiempo potencialmente infinito, no hace falta decir que cuando las personas que se prestarán al desarrollo del software ya no estarán allí, su voz seguirá existiendo, en todos sus matices.

Actualmente, los chatbots ya son utilizados por varias empresas, especialmente en el ámbito de la atención al cliente, donde se utilizan como respuesta automática a las preguntas de los consumidores. Un ejemplo se puede encontrar en el servicio de atención al cliente de la aerolínea Ryanair, con el que también es posible acordar la emisión de bonos y reembolsos sin la mediación de un asistente real. La inteligencia artificial que anima los softwares a los que estamos acostumbrados, sin embargo, no es tan avanzada, ya que generalmente es capaz de responder solo a preguntas simples. Cuando el lenguaje se vuelve demasiado complejo, nuestro interlocutor artificial tiene serias dificultades para mantener viva la conversación.

Para que el chatbot de Microsoft sea lo más real posible, necesitaría acceso a una amplia gama de datos sociales, como imágenes, correos electrónicos, cartas escritas, publicaciones en las redes sociales y datos de voz. Así es como el software potenciaría los algoritmos de aprendizaje automático y aprendería a duplicar los estilos y comportamientos lingüísticos de una determinada persona. El mayor obstáculo en su desarrollo residiría precisamente en la fase de recogida de datos, ya que representaría un grave riesgo para la privacidad. Probablemente, se necesitará solicitar permisos específicos para acceder a los datos necesarios.

En el pasado, la empresa fundada por Bill Gates ya intentó un experimento similar. De hecho, hace unos años lanzó un chatbot para Twitter llamado Tay. Pero el experimento no salío bien, ya que en muy poco tiempo el software había aprendido a ser racista, a elogiar a Hitler y a hacer avances a sus interlocutores. Así que en menos de 24 horas, Tay fue silenciada.

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